Nahuelbuta national park, is placed in the araucania, you can enjoy amazing landscapes and ancient forests. For example in La Piedra del Aguila (Eagle's Stone) is posible to take pictures of 7 volcanoes of the Migthy Andes and the legendary Pacific Ocean only by turn around your feets.
To arrive at this park you have two options, Contulmo's way or Angol's way. As an advice: the Angol's way is better, but you can arrive one way ant return for another.
The ticket is cheaper, price and drive directions will be found at Chilean tourism Service SERNATUR.
A bit of Araucania History
The Araucania was the ancient land of the Mapuche people (named Araucanos for the spaniards Conquerors), they fougth a 300 hundred years war against the spanish an chilean armies. Every year they lost more and more territory, and finally, when they were defeated. In the last battle, the Chilean army, armored with machineguns and modern canons, defeat to the Mapuche army, composed by ligh calvary and infantry composed basically by spearmans. The chilean government took the land, send the Mapuche to reservations and begun a colonization process with north europeans, mainly south germans and a few families from swiss and holland. they had received large extentions of land (500 Har per men) with the compromize to work and make the land productive. As same time, the internal inmigracion start, for all the territory a lot of men alone and jeopardy figthin agains the fate in order to be rich. Only a few were sucefull, but the notice was enougth to atract new challengers across the ocean. Spaniards, Greeks, Jews, French, Italians, an basically, people of all the world arrive to this land. Meanwhile, the once time brave and proud Mapuches start to figth a war that they shouldn't won, the war against the alcohool, the discrimination, and the abuse. Step by step the loose their land, sometimes in a legal way, sometimes whit cheats. Nowadays The problems still beign a tension focus between some Mapuche comunities, the descendants of the settlers and the local goverment.
If do you want to know a bit more about mapuche people, you can make a trip to Cañete and visit the mapuche Museum.
A gift for whom knew a bit of spanish...
LLacolen
En un valle de lo que es ahora Concepción vivía un arrogante toqui (jefe de la tribu) llamado Galvarino. Este toqui tenía una hija, bella entre las bellas y tan arrogante como su padre. El nombre de Llacolén corría de boca en boca entre los belicosos mapuches. El toqui comprendió que ya era hora de casarla. Galvarino inició las conversaciones del caso con el padre de Millantú, joven guerrero, quien la amaba desde hace largo tiempo.
Pero Llacolén había heredado la soberbia de su padre. No le hacía feliz seguir las leyes impuestas por su raza. Para acallar el fuego de su ira, solía ir a bañarse diariamente a cierta laguna escondida en la espesura del bosque.
Por aquellos días la lucha entre mapuches y españoles eran sangrientas. Estos últimos, provistos de caballos y mosquetes, llevaban la mejor parte. Sucedió que un capitán español, yendo a reunirse con su tropa, vio a Llacolén junto a la laguna, y su belleza lo deslumbró. La india lo contempló a su vez y lo encontró mas gallardo, hermoso y arrogante que su prometido Millantú.
Fascinados, se enamoraron, y en los escasos intervaleos de tregua, mientras los mapuches reponían de sus derrotas, siguieron viéndose junto a la laguna.
Rota de pronto la tregua, hubieron de separarse. En un feroz encuentro, los mapuches fueron nuevamente derrotados y Galvarino cayó prisionero. Para escarmiento de los indios, el gobernador ordenó que le cortaran las manos, dejándolo luego en libertad. Reunido con los suyos, preparó un nuevo ataque al mando de Caupolicán. Fueron nuevamente vencidos y ambos toquis fueron cruelmente ejecutados.
Llacolén veía llorar de ira a las mujeres, pero ella no lloraba, porque su amor por el capitan español era más poderoso que el odio hacia los invasores. En su anhelo por verlo corrió sigilosa a la laguna. Allí, en el silencio de la noche, escuchó el galopar de un caballo ¡Era su amado que volvía para llevarla con él! Pero Millantú, buscándola desesperadamente, se internó en el bosque. Al verla en los brazos del enemigo, corrió hacia el dando gritos de furia. Se trabaron en violenta lid. Lanza y espada chocaron una y otra vez, hasta caer ambos sin vida sobre la hierba.
-¡Traidora!- alcanzó a gritar Millantú antes de morir.
Fuera de sí, Llacolén se arrojó a la laguna que hoy lleva su nombre, mientras la luna reflejaba su inmutable cara en las aguas mansas.
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