15.12.12

Don Hernan Vega

Don Hernan Vega Rodriguez es uno de esos hombres que ya no quedan. De esos profesionales formados en la UdeC en en los años 40. Hijo de un ingeniero químico español ateo, radical y masón que llego a trabajar en las salitreras en el siglo 19,  y de una señora chilena muy católica.  Su formación fue en colegio de curas en su querida Antofagasta y luego en la universidad de Concepción.  Don Hernan Ejerció su profesión en el servicio publico, en Yumbel y Lota, de cuyo hospital fue director.  Fue militantes  del partido socialista Chileno (nadie es perfecto) pero de esos militantes convencidos de sus ideas. Candidato a regidor en la década del 70, prisionero en el 73, y de los que a la vuelta, en los 90, por honesto, lo apartaron de la vida publica.  Con este señor discutía yo de política  ya que teníamos visiones muy diferentes de como debía ser este país  Y era un placer, pues todos sus argumentos tenían una lógica impecable. Algo que se extraña en los debates actuales donde toda campaña se transforma en un espectáculo nauseabundo en spin, coima y consigna.

Además, don Hernan era historia viva.  Lleno de anecdotas.

Una de las tantas historias que recuerdo es la de uno de sus tíos. Este señor, hermano menor de su madre,  se fugo de la casa paterna a los 12 años y no volvió hasta ser un hombre  de 4 décadas. Trabajo de cateador de minas, y encontró estaño y plata en Bolivia .  Se asocio con un judío alemán y con un boliviano de Santa Cruz. El gobierno le dio los permisos y un pueblo de "pongos" de yapa, es decir, esclavos aborígenes a los que se les pagaba un saco de maiz, un chuico de aguardiente y un lechón al año. A los 40 años volvió a pedirle disculpas a su madre por haberse casado con una Boliviana. Autodidacta, de Nietszche tomo la idea de los hombres fuertes y los débiles  Este concepto fue reafirmado por su historia de vida. Y eso llevaba a las discusiones con el padre de don Hernan. Discusiones borgoña en mano de donde el niño Hernan aprendía a debatir.  Como anécdota.  El judio alemán fue a visitar a su familia el 38 y de el nunca más se supo.

Otra historia fue la de la instrucción premilitar que se les daba a los niños en los colegios. Antofagasta era un territorio conquistado hace poco, lleno de inmigrantes y chilenos que buscaban hacer fortuna en la minería. Y a los niños de los colegios se les enseñaba a disparar, llevándolos a los regimientos para la instrucción. Además en las casas se estilaba tener carabinas calibre 22 para tiro al blanco. Rifles de "salón". Eran los tiempos donde los niños jugaban a correr y decir "el que llega ultimo es boliviano" sin que nadie se enojara.


Ya en la universidad de concepción, vivía en las cabinas dentro del campus. Y se alegraba recordando a sus compañeros, muchos hijos de inmigrantes. entre sus anécdotas recurrentes estaba como toda una clase de varones de odontología se puso roja cuando su única compañera, hija de inmigrantes alemanes "sin mucho pudor" se quito la blusa y corpiño para lavarse cuando se mancho con sangre de un paciente (eran los años 40) y ante la indignación de profesor le replico "no veo el problema, siempre me he bañado así en Osorno". O como uno de sus compañeros bolivianos al escuchar pasar aviones no podía evitar  murmurar "que se caigan, que se caigan".  Allí conoció y se hizo amigo del "flaco Llarenas" que cuando me hizo clases de flaco tenia lo que yo de alto... pues debe haber tenido unos respetables 100kg. Una de las mejores anécdotas que le escuche fue la siguiente. Uno de sus profesores, que hoy tiene estatua y auditorio con su nombre... estaba haciendo un estudio de correlación entre raza y rendimiento académico. Y los estudios le cuadraban perfecto. El día que reprobó a don Hernán, este le recordó que a pesar de su apellido mas o menos común  su padre era español peninsular. Y obviamente, el honorable profesor,  le cambio la nota. no fuera a ser que tuviera que rehacer las conclusiones del estudio    (y así creó  la honorable tradición de arreglar los datos de los informes).


Ya mayor, en el tiempo del gobierno militar, lo enviaron al estadio regional de Concepción y luego a la isla Quiriquina.  En esas circunstancias, cuando algunos jóvenes lloraban frente a las golpizas, cuentan que este señor les decía "de que te preocupas, si no nos matan es solo un rato y si nos matan, ya no importa".  Como su familia política tenia contactos, salio luego, pero tuvo problemas para volver a ejercer en los hospitales. Jamas lo escuche quejarse.

 Un accidente en automóvil  y otros problemas debidos a la edad, lo llevaron a retirarse del ejercicio profesional. En esa etapa lo conocí, culto, fino, amable, sumergido en sus libros, sus amados libros. Hoy de visita en su casa, escribiendo estas lineas en su biblioteca, me da la impresión de que lo voy a ver aparecer, caminando lento, para discutir de política,  de historia o de arte, alegar contra las costumbres  de buscarse parentescos y recordar antepasados de los sureños y escucharlo contar la historia de este país como un protagonista.

Don Hernan, lo voy a extrañar y mucho.



3 comentarios:

Eduardo Espinosa dijo...

Hola Johan, hace tiempo que no pasaba por tu blog y realmente me da gusto haber compartido en el LCDA junto a ti. Espero algún día ser un poco como tu.

Nervio dijo...

Gracias Edo, se agradece.



Nervio dijo...

A mi que me celebren con una copa de buen whisky... y repito celebren.
Ojala se acuerden de todas las chambonadas y se rian, se rian mucho.