Conocí a don Miguel Llarenas en la universidad. El me hizo clases de complemento de calculo: optimización, ecuaciones diferenciales parciales y calculo complejo. Este profesor emérito y ex-rector era capaz de hablar 45 minutos historias que terminaban en 15 minutos de clases. Un personaje que no solo pedía resultados correctos, sino que justificación para cada paso. La mayoría no le gustaban sus clases, porque queríamos materia pre-digerida. Pero el nos obligaba a pensar. Y como cuesta pensar después de haber pasado años en un sistema educativo que no fomenta ser racional, sino que memorizar y vomitar contenidos. Con el, había que agarrar los libros y aprender solo, luego razonar y demostrar. Ese ejercicio básico para formar pensamiento lógico es algo que le agradezco. Cuando un cáncer se lo llevo lo lamente profundamente. Luego me enteraría que mi estimado profesor fue muy amigo de otro señor muy culto al que tuve el placer de conocer.
Profesionales así, no quedan y es una lastima.
Profesionales así, no quedan y es una lastima.