7.11.09

Solo pasamos como un suspiro, lo unico que podemos esperar es que alguien se emocione al recordarnos y luego desaparecer.

Yo solo conocí a uno de mis abuelos. Como buen minero del carbón era un chicha fresca. Bueno para jugar a la pelota, bucear, la rayuela, beber en tabernas, agarrarse a puñetes y luego contar historias muy exageradas de su juventud. Porfiado y criticón muchas veces era insufrible. Y los que me conocen saben que comparto ese rasgo con el. Don Florentino sobrevivió casi diez años a su esposa, Mirna y finalmente los efectos combinados de un cáncer y un asalto lo llevaron a la tumba después de un año postrado en cama.

10 años después de su muerte tome un bus a Lota, porque tenía que cumplir una promesa. Ese día, sin mas testigos que un par de gaviotas brindamos con un buen vino por mi titulación como ingeniero. El sol brillaba como nunca y el viento soplaba como siempre. Ya me imaginaba lo que este viejo me habría dicho: felicidades, ahora puedes reírte un poco, cascara amarga.